Estando en los últimos días de mi tercer embarazo y acercando a la experiencia de nacimiento otra vez, me quedo reflexionando en todo lo que significa crear y dar luz junto con Dios.
Mi marido Alberto y yo hemos decidido intencionalmente, por segunda vez, tener un embarazo desmedicalizado y un parto natural en casa sin ninguna asistencia medica.
Dios ha puesto en mi corazón compartir aquí un poco sobre exactamente lo que eso implica. Entonces, este es el primer parte en una pequeña serie de artículos sobre cómo me preparo para esta experiencia.

Qué es un embarazo y un parto desmedicalizado?
Tener un embarazo desmedicalizado significa que una familia ha decidido de optar por no someterse a todas las pruebas y observaciones prenatales medicalizadas, ya sea por parte de un obstetra certificado o de una partera, durante la duración de un embarazo.
Un parto desmedicalizado significa decidir dar a luz en casa o en otro lugar de su elección sin la atención de un profesional de la salud, tal cual como un obstetra-ginecólogo o una partera.
Cómo conocí este camino como una posible opción para mi familia?
Me acuerdo hace casi ocho años cuando estaba embarazada por primera vez con mi hijo mas grande, me fui a comer un día con una nueva amiga, Brittany. Durante el transcurso de nuestro tiempo juntos, me contó la experiencia del parto suyo que tuvo en casa sin asistencia médica. Yo personalmente nací en casa; Mi mama dio a luz con el apoyo de una partera tradicional. Entonces, dar a luz en casa no era algo tan fuera de mi mundo existente. Pero eso sí fue la primera vez que había conocido a alguien que decidió parir en casa sin la presencia de ninguna persona más que su esposo.
A veces no puedes imaginar que algo es para ti hasta que conoces a alguien que ya lo ha experimentado. Es como si se hubiera abierto una nueva caja de posibilidades, o como si un camino que antes ni siquiera sabías que existía estuviera disponible para ti.
En eso entonces, yo ya había decidido trabajar con un equipo de parteras para el nacimiento de mi primer hijo. Pero esa conversación que tuvimos ya había plantado la semilla de la eventualidad de poder hacer lo mismo en un futuro. Y, de hecho, después de escuchar la historia del nacimiento de la hija de Brittany, comencé a conocer cada vez más mujeres que también habían elegido conscientemente este camino para ellas y sus familias. Me quedó claro que este era un camino por el que Dios me estaba guiando para experimentarme a mí misma.

Por qué elegiría yo tener un embarazo y parto desmedicalizado?
Tener un embarazo y un parto desmedicalizado es una decisión activa, legítima y legal para todas las familias que quieran vivirlos.
Los razones principales para mi propia decisión en tener un embarazo y un parto desmedicalizado son basados en la fe, el amor, y la conciencia de en qué consiste un parto fisiológico natural e ininterrumpido.
Yo he aprendido lo que es posible cuando decidimos juntar con Dios y desinvertir de este mundo caído, donde abunda la trauma, el desempoderamiento, la desconexión, la violación y la coerción. Yo se que el Gran Poderoso Creador creo mi cuerpo con un diseño misterioso y milagroso plenamente capaz para poder expresar vida así… sin la presencia de ningún experto socialmente admisible, sin ningún aparato intruso de la tecnología moderna, sin la constante vigilancia de otros ojos humanos, sin el escrutinio de un cronograma o un estándar de normalidad aceptable por el establecimiento médico, sin el sabotaje de una cascada de intervenciones impuestas a la madre-bebé pareja que les llevan falsamente a “necesitar” procedimientos de emergencia para salvar vidas.
Lejos de ser un problema o emergencia medica que debe resolverse mediante cirugía, química o maniobras profesionales, nuestra familia ha elegido experimentar mis embarazos y partos como eventos biológicos normales que se derivan de la corriente continua de la vida. Para nosotros, no hay algo mas natural, hermoso y afirmativa de la vida en crear, gestionar y dar a luz. Y, en especifico, hacerlo solamente entre los más amados de nuestras vidas en nuestro propio hogar.
Aquí en casa tengo acceso a las condiciones ideales que favorecen un parto fisiológico que se desarrolla de forma natural, caracterizado por su tranquilidad, paz, euforia y seguridad: la privacidad, la oscuridad, el silencio, la familiaridad y calidez del hogar, la libertad, y los seres queridos míos que me conocen mejor y me aman más que nadie.
Ya sea conscientemente de ello o no, la presencia de otros en el espacio de nacimiento siempre afecta el nacimiento en desarrollo. Si bien ahora, ocho años después, considero que las parteras que estuvieron presentes en mi primer parto son buenas amigas y mujeres en las que confío, mi preferencia es dar a luz de esta manera.
En qué consiste un parto desmedicalizado en casa?
Pues, para ser honesta, no creo que exista un estándar único sobre cómo “debe” desarrollarse un parto desmedicalizado. Más bien, entiendo que hay una amplia gama de lo que es perfectamente normal considerando lo que consiste el nacimiento fisiológico, mucho de lo cual existe más allá de lo que nos han programado o enseñado sobre el nacimiento, aunque sea sutil o abiertamente.
Mi último parto desmedicalizado en casa consistió en una fase temprana del parto relajada, donde disfruté de un día de descanso, preparando mis espacios de parto, cocinando alimentos nutritivos y haciendo mi vida bastante desconcertada. Tuve una fase de parto activo rápido e intenso de aproximadamente una hora, y nació mi hijo en las manos de su papá. Entre la hora, estábamos acostados en la cama, bebe y yo, relajando y descansando.
Fue una experiencia mágica y, para ser honesta, completamente ordinaria… como ya he dicho, una experiencia que fluye naturalmente de la corriente continua de la vida cotidiana.
A pesar de la creencia común, el nacimiento es bastante simple y directo.

Y no está arriesgado hacer eso? Qué harías si pasa algo grave?
La forma en que una “emergencia” está definida tiene mucho que ver con la comprensión fundamental y popular de cómo funciona el parto. Muchas variaciones normales en el nacimiento se están erróneamente percibidas como peligrosas y luego se tratan como emergencias, fruecuentemente provocando daños iatrogénicos: la fabricación involuntaria de una verdadera emergencia como resultado de un error humano por una mala gestión médica.
Más allá de lo que el establecimiento médico quiere que creamos, nunca existe una “seguridad” objetiva. Hay riesgo en casa. Hay riesgo en hospital. Hay riesgo si permites entrar a medicos profesionales. Hay riesgo si eliges dar a luz sola. No existe una “opción segura”. Sólo hay que elegir el tipo de riesgo que estás dispuesto a correr, en consonancia con quién eres, lo que valoras y lo que sabes que es verdad. Cada elección aumenta o intensifica el riesgo en algunas direcciones y lo disminuye en otras.
Preocuparme por complicaciones y variaciones de lo normal es como preocuparme por morir en un accidente automovilístico cada vez que salga al supermercado. Simplemente no me sirve.
No es que las emergencias no ocurran. Es que la obsesión con la pequeña posibilidad de emergencias ha sido completamente fabricada por un sistema que no está alineado ni educado en su realidad fisiológica en absoluto.
Peligros de verdad que puedan amenazar mi vida y la vida de mi bebé actualmente son muy fuera de lo común, en particular si yo esté en un buen estado de salud y no haya instancias de sabotaje de otros durante el transcurso del parto, por “muy bien intencionado” que sea.
Mi esposo y yo contamos con protocolos en caso de que surjan ciertas situaciones—pero honestamente estoy en un punto de mi vida, mi educación y mi camino de fe en el que me permito considerar con madurez y honestidad el peor escenario posible sin rumiar ni catastrofizar en ellos, elegir una respuesta, rendirme a cualquier cosa que pueda pasar, y luego liberar esa posibilidad completamente de mi campo de visión. Lejos de ser ingenuo o ignorante, reconozco que esto es la preparación más importante que puedo realizar al considerar los posibles “riesgos” y “peligros” que acompañan la experiencia de una vida bien vivida.
Mi marido y yo no estamos entrando a este camino sin considerar la decisión que estamos tomando, ni estamos negando los riesgos que estamos dispuestos aceptar. Estamos con ambos ojos bien abiertos, sabiendo y aceptando cualquier “riesgo” que acompañe las decisiones reproductivas que nuestra familia ha tomado hasta ese momento, sin traspasar la responsabilidad de esas decisiones a ningua persona ni institución que afirmen tener una falsa ilusión de autoridad suprema en materia de “seguridad” en lo que respecta al embarazo y el parto.
Un parto saludable, en mi opinión y experiencia, tiene mucho que ver con una combinación vital de presencia, respeto, responsabilidad, confianza, ánimo y rendimiento. Y hacer surgir cada dicho elemento es la tarea de la madre y el padre que dan a luz a su bebé al mundo.
Durante el nacimiento, elijo confiar completamente en la gracia y la voluntad del Señor y no invertiré mi confianza en la falibilidad bien documentada de la institución de la medicina artificial. Elijo repudiar cualquier interferencia de otros en mi proceso de nacimiento, sin importar cuán “bien intencionada” pueda ser esa interferencia. Elijo permitir que mi esposo sea el guardián familiar de nuestro espacio y energía cuando el nacimiento ocurre de manera espontánea y natural en nuestro hogar.

En conclusión
Muchas veces he escuchado a otras diciéndome, “Eres muy valiosa por haber dado luz en casa así.” Pero, la verdad, no creo que valor es lo que tengo.
Lo que sé es que he trabajado mucho para asumir la responsabilidad y posesión total de mi vida y mis elecciones. Sé que Dios ha sido tremendamente misericordioso conmigo, ayudándome a cultivar y fortalecer la creencia que tengo en sus buenas obras. Sé que cada día estoy llamado a rendirme a una mayor humildad, llamado a dejar mi ego en la puerta, llamado a permitir que Dios me guíe en todos los pasos que tome. Sé que la integridad se cultiva manteniendo un curso de acción arraigado en elecciones que son coherentes con mis valores y que este estado de ser es lo que me permite estar en paz con cualquier resultado que se materialice.
También sé que un embarazo y parto desmedicalizado está disponible para todas las madres y familias que, si Dios quiere, deseen vivir esta experiencia.
[…] Puedes leer un poco mas al fondo sobre lo que es un embarazo y parto desmedicalizado en parte uno de este serie. […]