Como mamás, madre educadoras, amas de casa y creyentes, somos muy enfocadas en servir y dar nuestro tiempo y energía a los demás. Esta es parte de nuestra misión personal, familial y comunitaria y es algo que la palabra de Dios nos manda a hacer.
Pero servir a los demás y darnos a nuestras familias y comunidades no es mutuamente excluyente con honrar la dignidad de nuestra propia persona y cultivar nuestro propio crecimiento como hijas de Dios e imágenes de Cristo.